Durante meses, incluso años, todo giró en torno a ese gran día: la boda. Decisiones, emociones, listas, pruebas, ilusiones, conversaciones infinitas sobre flores, menús, canciones, locaciones y vestidos. Y luego… sucede. El día llega, pasa en un abrir y cerrar de ojos. Y entonces, el silencio.
Lo que nadie te cuenta —al menos no con suficiente sinceridad— es que después de la euforia puede llegar una sensación de vacío. Esa que muchas novias, e incluso sus parejas, identifican como una especie de tristeza inexplicable. Una bajada emocional que no tiene que ver con arrepentimientos ni dudas. Tiene que ver con el cambio.



No estás sola: lo que sientes tiene nombre
Se le llama coloquialmente depresión postboda, y aunque no es un diagnóstico clínico, sí es un fenómeno emocional real. Sucede cuando el proceso de planificación termina y el foco deja de estar en la boda. Es la ausencia de lo que antes ocupaba tanto espacio mental y emocional. Una especie de duelo por lo que fue, por lo que ya no es.
El cerebro, que estuvo encendido en “modo planificación” durante meses, se encuentra de pronto con la rutina, con el silencio, con menos notificaciones y sin tantos pendientes. Y ahí, sin previo aviso, puede aparecer la nostalgia.



¿Por qué sucede?
- El fin de una etapa intensa: Planear una boda puede convertirse, sin quererlo, en un “trabajo a medio tiempo”. Una vez pasa, ese rol desaparece.
- Expectativas vs. realidad: A veces, después del evento, nos encontramos repasando los detalles, lo que salió bien y lo que no. La mente busca perfección donde ya hubo belleza.
- El cambio de identidad: Pasas de ser “la novia” a ser “la esposa”. Y aunque esa transición puede ser hermosa, también implica una transformación personal profunda.
- Menos atención externa: Las conversaciones diarias ya no giran en torno al gran evento. Y eso puede sentirse como una pérdida.



¿Cómo transitar esta etapa con amor?
- Valida lo que sientes. No te juzgues. Estás atravesando una transición emocional. Es válido sentir nostalgia.
- Habla con tu pareja. Ellos también están viviendo un cambio. Conversar puede fortalecer el vínculo.
- Cambia el enfoque del “fin” por el del “comienzo”. La boda fue el inicio, no la cima. Ahora empieza lo verdaderamente profundo.
- Crea nuevos rituales. Así como planeaste la boda, planifica experiencias que mantengan viva la emoción: una cena mensual especial, escribir cartas, o planear la luna de miel si aún no la han hecho.
- Busca apoyo si lo necesitas. Hablar con una terapeuta o coach puede darte claridad y acompañamiento.


Lo mejor aún no ha pasado
La boda es solo un capítulo. El matrimonio es la historia. Y como en toda gran historia, habrá pausas, giros, sorpresas y muchas primeras veces. Abrázalas todas.
Desde Zona E, creemos que lo que comienza con amor merece ser cultivado con intención. Y si hoy lo que sientes es una mezcla de nostalgia, gratitud y confusión, permítete sentirla. Estás creciendo, estás cambiando. Y eso, también, es motivo de celebración.